17 de noviembre de 2006

Mi cafetería en Hanoi

No hay nada mejor cuando estás en un lugar bien, que ir apropiándote de sitios y gentes, y hacerlos tuyos. Y eso es lo que me está pasando en Hanoi.

Yo ya tengo mi cafetería favorita, un sitio muy chimbo (=cutre), pero con un indudable encanto.


Se trata básicamente de la fachada de la pared de una casa en un callejón, en donde han puesto unos toldillos de plástico, unos ventiladores en la fachada, y una especie de mostradorcillo móvil, delante del cual se disponen unas mesitas de plástico con sillitas diminutas. Y ahí muchos días voy a tomar el café después de la comida solo, o con los amigos que trabajan en la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional), ya que la oficina la tienen al lado de mi casa y el cafetín.

Somos los únicos occidentales que nos sentamos en este cafetín, y pedimos el impagable ca phé sua da (café con hielo y leche condensada), que si bien cuesta 7.000 dongs (30 cts. de euro), merece la pena el desembolso. Además, la trepidante vida que existe en Hanoi se puede ver pasar mientras te tomas un café a través de la entrada al callejón. Como dice mi amigo Alberto, parece una claraboya a este mundo oriental por donde puedes ver estampas diarias de este increible sudeste asiático, sin que seas visto.

Pero lo mejor es que la señora dueña que regenta el cafetín nos trata a cuerpo de rey. Ya nunca pregunta qué queremos, y nos pone ración extra de hielo y leche condensada. Ya me ha dado el nieto más de una vez para tenerle en brazos mientras ella va a por más hielo o llevar algún café a las tiendas de alrededor, para pánico del niño que no sabe muy bien si ponerse a llorar o morir directamente al verse en mis brazos. La señora es simplemente encantadora, mucho más que su seria y antipática hija (la madre del nieto).

Por ponerle un solo pero, a veces (solo a veces) huele un poco a meado, pero ¿qué se le puede pedir a un cafetín que por la noche se convierte en una fachada en un callejón oscuro donde cualquiera puede aliviarse?.


Nota: Gracias a Rubén, el potro de Burgos por todas los fotones que está sacando de nuestra vida vietnamita. Le doy las gracias por ceder las fotos también para el blog de Alberto, el acueducto de Segovia, que el muy desagradecido no le da las gracias en su blog.

5 de noviembre de 2006

No todo es budismo y pagodas

Vivo en un sitio privilegiado en Hanoi como sabéis, a escasos metros de la catedral.


....Y cuando pensamos en religiones y filosofías de vida en Oriente, creemos que todo es budismo, confucionismo y otras corrientes más o menos espirituales. Pero el catolicismo también está presente, y un porcentaje no muy grande, pero si muy sentido de cristianos, habitamos estas tierras. Es emocionante sentir que hay personas que independientemente de la raza, y la cultura, y la lejanía unos de otros, compartimos una misma creencia religiosa.

Y de verdad que os aconsejo, aunque no seais creyentes, que si venís por acá, asistais a una misa en vietnamita. Los domingos se colapsa la plaza donde se encuentra la catedral de la cantidad de feligreses que se concentran devotamente a escuchar la misa. Hay tanta gente, que se sacan taburetes de plástico para escucharla desde la calle, y suelen poner una pantalla gigante fuera de la catedral para que la gente pueda seguir la misa.

Cuando se llena la plaza, la gente escucha la omilia desde sus motos. Es increible realmente ver lo que se forma, más aún si lo comparas con la misa dominguera española:
Ya en lo que es la misa, cuando la escuchas en vietnamita, y aunque no entiendes nada, la puedes ir siguiendo bastante bien, y sobre todo se puede sentir la religiosidad de la gente. Realmente uno siente eso que tantas veces ha oido de la "universalidad de la iglesia católica". He tenido la suerte de asistir a misas de la teología de la liberación en Centroamérica, a muchas misas de jesuitas en Venezuela en sitios de lo más humildes, y ahora también en la tierra donde vino Francisco Javier a extender el espíritu del amor universal al prójimo.
Para un occidental lo que más llama la atención es que la gente que asiste a misa no solamente son personas mayores, muchos son jóvenes, incluso niños. Mucha gente se descalza y ponen los pies en el reclinatorio del banco anterior, y puedes ver a casi todo el mundo descalzo en misa.
También es curioso las filas de personas que se forman delante del confesionario durante la misa, pero quizás lo más curioso es cómo nos damos la paz: con una reverencia inclinando la cabeza, de lo más oriental.
Creo que mucho tendríamos que aprender de cómo se vive la religión acá. Porque al lado de la catedral hay varias pagodas, y el respeto ecuménico entre todas las religiones y corrientes filosóficas es total. Como dice mi cura-amigo bananero Joseito sj, lo importante no es cómo llegar a Dios, sino llegar a Él. Y quizás esta tierra es un ejemplo de ello.
Yo voy a tener la suerte de vivir una Nochebuena con católicos vietnamitas, y me siento afortunado por ello.

12 de octubre de 2006

Soy un krack del ¡KARAOKE!

Si señores, en Vietnam si hay que celebrar un cumpleaños, un evento festivo, o si los amigos se van de marcha.... es al karaoke.
El karaoke es lo que es la salsa o el merengue en el Caribe, o las discotecas para nosotros, es la diversión llevada a la máxima expresión en este increible sudeste asiático.
Y el caso es que me encanta el karaoke vietnamita. Es totalmente subrrealista. En cada esquina, incluso en las localidades más remotas, existen sitios, algunos totalmente indescriptibles, que anuncian que "eso" es un karaoke.
Los karaokes acá no tienen nada que ver con los que nosotros conocemos en España. Para empezar el aspecto de los karaokes por fuera en Hanoi es muy similar a los de los puticlub en España.



Muchas luces de neón, con un interior totalmente oscuro... y por dentro..... pues aunque nunca en mi vida he pisado un puticlub, pues deben ser también muy parecidos. Cuando entras en un karaoke, existe una especie de barra-mostrador (a media penumbra), donde acuerdas una habitación privada. Cuando entras en la habitación contratada -casi a oscuras-, puedes ver grandes y confortables sillones donde los aspirantes a cantantes se pueden sentar (en el caso de los españoles, es donde nos dedicamos a saltar y hacer de gogós), unas mesas bajas están repletas de bebidas, snacks y frutas varias, espejos en el techo, bola giratoria tipo "fiebre del sábado noche", y por supuesto un par de micrófonos y una pantalla enorme donde se van poniendo las canciones que vas eligiendo de un menú interminable en vietnamita e inglés.

Es increible cómo te lo puedes llegar a pasar de bien con los amigos en un sitio con tanto "morbo". Cada uno de nosotros tenemos nuestro "momento" de gloria. Unos tienen a Nirvana, otros a Queen...(depende de la edad del artista, claro). El mío, cuando pido "La Bamba" o "With or without you" -U2-.

Cosas del trópico utópico asiático.

Nota del autor: Gracias a Silvia la falsa por ayudarme a conseguir este material fotográfico.

24 de septiembre de 2006

¡Tengo un casoplón en Hanoi!

¡No me lo puedo creeeer!,¡Diosssssss, me ha vuelto a pasar!. Después de la suerte que tuve para encontrar la casa de "Cuéntame" en La Adrada, he encontrado la casa de mis sueños vietnamitas.
Me mudé ayer a "mi" casa y estoy eufórico, como si me hubiera emancipado. Estaba buscando una casa vietnamita, en una zona vietnamita 100%, sin que se oyera al menos el zumbido constante del caos (lo de que fuera en un lugar silencioso es imposible en el centro de Hanoi), cerca de la catedral y el lago Hoan Kiem, para ir a pasear por las noches en pijama como buen hanoiano y ver el espectáculo del aerobic asiático, y que no pasara de unos 500 $. Pues bien, por 410 $/mes, tengo una casa de 5 alturas (un casoplón vertical), en el puro centro de Hanoi, en una calle bastante silenciosa, en donde soy el único occidental en todo el vecindario.

Los caseros son encantadores, me la han dejado puesta a todo tren, con mucho más de lo que yo les había pedido. Yo solamente les pedí (acá puedes exigir todo lo que quieras antes de entrar, y si les interesa a los dueños alquilártela a pesar tus exigencias, tienen que ponerte todo lo que les pides):

  1. una conexión cojonuda de internet en mi habitación y el salón-despacho.
  2. una mesa de trabajo y sillón adaptados a mi altura.
  3. una cama de 200x90 cm y otra similar para la habitación de invitados con juegos de cama.
  4. otro ventilador en el salón.
Bueno, pues me han puesto unos sillones que ni en la casa de mi madre son tan cómodos para el salón, televisión por cable, con conexión en mi habitación y en el salón, lavadora nueva, frigorífico nuevo, cocina nueva, mesa de comedor con 6 sillas todo nuevo..... vamos, que no me lo creo.
Bueno, los que la han visto ya me han dicho que esta casa se merece pre-inauguración e inauguración con barbacoa en la azotea.
Y bueno, vosotros ya lo sabéis, tenéis una casa en Hanoi, Vietnam: en la calle 11 Ngô Nha Chung, Hoan Kiem distric, Hanoi, Viet Nam. Espero que se ocupe con muchas visitas desde allá. Voy a comprar un libro de visitas, para que firméis y pongáis vuestras estampas en él.
¡Por fin ya la rosa de los vientos tiene sus llaves!.

PD: A nadie se le ocurra mandar correo acá porque al nombre de la calle le faltan caracteres que no tiene mi computadora.

3 de septiembre de 2006

Viaje desde Hanoi al Parque Nacional de Bavi

Mi primera excursión por estas tierras fue a un sitio fuera de todos los destinos ofertados por los touroperadores, y por tanto, libre de "guiris" (es decir, de nosotros). Y de verdad que si alguno viene por acá, os recomiendo hacer algún viaje de este tipo, donde podeis conocer el Vietnam profundo, de gentes sumamente amables, amistosas, que tienen tanta o más curiosidad por el encuentro mutuo. Sencillamente me parecen personas encantadoras.
Poca información vais a encontrar del Parque Nacional de Bavi, que está a unos 65 Km. al oeste de Hanoi. Como os conté alquilamos unas motos en Hanoi para ir allá, y yo me dejé llevar por los amiguetes con los que fui, sin preocuparme de nada.
A lo largo del camino, buena parte de tierra, podeis ver el incensante trasiego de gente que se desplaza por este país, y que parecen que viven a lo largo de las carreteras.
También se pueden ver a lo largo del camino sugerentes carteles donde te anuncian la "delicatesen" de la zona; bilis de oso. Sí, por esta zona hay "restarurantes" de carretera donde tienen a un pobre oso en una jaula conectado a una especie de sonda, del que le extraen las sabrosas bilis para aquellos comensales que quieran este plato.
Al llegar al Parque Nacional, y pagar 20.000 dongs por entrar (1 euro), te encuentras una pequeña cordillera montañosa con saltos de aguas bastante sugerentes medio escondidos por una tupida manta de bosque tropical.
La parte más baja de la montaña tiene un "subgéneris" parque temático asiático, tan peculiar como el aeorbic asiático, o más. Tigres de cartón piedra se mezclan con dinosaurios, estampas de los primeros moradores de estas tierras, estanques, piscinas, chiringuitos, toboganes tipo "acuópolis"... Como era el ser humano más alto de todo el lugar, chicos y chicas se me acercaban para que les firmara autógrafos en fotos que se sacaban ellos (hay una costumbre muy dada acá que es hacerse fotos en los sitios a donde se va, pero no con cámara propia, sino contratando a un fotógrafo de los muchos que se ofrecen en todas partes).
Así que estuve un rato firmando autógrafos en la parte posterior de las fotos que personas se habían sacado en el Parque. Mis dedicatorias era siempre la misma: "Fernando Torres, Atlético de Madrid".
En el Parque, además de usar las "piscinas" y los "toboganes", se puede hacer una ruta subiendo la montaña bajo el dosel del bosque hasta unos saltos de agua tipo "charco de la hoya", pero más altos. Eso es lo que hicimos.
Por último, nos quedamos en el "resort" del hotel a dormir (muy recomendable), por 200.000 dongs habitación para tres personas (algo menos de 3 euros/barba), desayuno incluido.
Y no puedo terminar, sin deciros que nos metimos entre pecho y espalda una de las mejores cenas que he tenido hasta ahora en un sitio que agarré los datos, porque la voy a incluir en mi "guía michelín" de chimbositios 5 estrellas de Indochina. Los que vengáis, estáis invitados a este sitio.

31 de agosto de 2006

Luis Santiago, el motero (Fotos exclusivas para la higuera)

Aunque suene a marketing, siento no poder cubrir las expectativas que la audiencia de este blog pretende. Algunos de vosotros me piden más asiduidad en mis intervenciones.

Uno de los motivos para que no escriba tanto es que poco a poco estoy haciendo más cosas, se me abren más opciones en la construcción de mi vida diaria vietnamita.

Como el fin de semana pasado (26 y 27 de agosto), que nos alquilamos unas motos en Hanoi y nos fuimos al Parque Nacional de BaVi, en la provincia de Ha Tay. Es frecuente en Vietnam poder alquilar unas motos, tipo Vespino adaptadas, o Vespas clásicas, y meterte una excursión más o menos larga. Así, que después de negociar con la gente que alquilaba las motos (siempre hay que hacerlo, por muy barato que pueda parecer el precio), alquilamos otra cooperante, una lectora de español, un trabajador de la AECI, y una voluntaria de la fundación Blue Dragon, unas motos por 6$ 3 días/moto (el precio baja aún más si alquilas por meses o temporadas).




Y en este viaje me he encontrado a mi mismo. Como los japoneses que cuando van a España encuentran su alma flamenca, yo he descubierto que soy un motero empedernido…, pero motero asiático, que tiene una estética y una “filosofía” muy distinta a la de los moteros que se ven en el puerto de la Cruz Verde.

La verdad es que no me veo en la reunión de pingüinos en Valladolid con mi flamante vespino haciendo ruido y derrapes, pero me veo como un gladiador de la ruta, jalonando estas tierras asiáticas a lomos de mi vespino, descubriendo paisajes, y gentes en el Vietnam profundo (o incluso por Laos, que hay planes para un viaje en moto transnacional). La verdad que es una gozada, aunque con las carreteras que hay por acá, la velocidad punta apenas llegue a los 40 Km/hora.

Y ahora que he descubierto que en mi vida asiática voy a ser motero, me gustaría vuestro consejo sobre una duda existencial que tengo. ¿Me compro mi propia moto por unos 900$ o sigo de alquilado por unos 30 euros/mes?. Mis únicos amigos vietnamitas me aconsejan que me compre una, que cuando me vaya la puedo vender fácil. Por otro lado, como no sé el tiempo exacto que voy a estar, y como puedo dejarla en los meses que no la vaya a utilizar mucho, pues no sé qué hacer exactamente. Espero vuestros comentarios.

Por cierto, todas estas fotos van dedicadas al usuario de este blog denominado “higuera”, que pedía fotos mías en motobike. ¡Va por ti tiñoso!.

20 de agosto de 2006

Mis primeras semanas en Hanoi. 3ª parte: Hello motobike?!, Motobike, sir??!!!

Una de las cosas que me estoy mentalizando cuando he venido a Asia (y cualquiera que venga de Occidente creo que debe hacerlo para no sentirse acosado), es que yo acá soy el “chino”, mejor dicho, el “occidental”. Y voy a tener que cargar con este san Benito, que es además real, todos los años que viva en este continente. Así, que es una de las cosas que en estas primeras semanas estoy viviendo.

Desde que sales de casa (o del hotel), en cada esquina, dos o tres “motobikeros” (como llamo a los taxistas de motos, que no es otra cosa que gente que se gana la vida llevando a otra de un lado para otro de Hanoi a lomos de sus motos), te dicen “¡eehh!, ¡eeehhh!, motobike sir?” o el más usado “Hello! motobike?”.


Y además es que los tíos tienen un radar especial porque ya te hacen gestos con la mano para que te acerques cuando todavía estas 50 o 100 metros de la esquina donde están apostados plácidamente a la espera de la clientela. No os creáis que es muy sufrido esto de esperar al turista, porque también les he visto durmiendo en el sillín de la moto con los pies en el manillar, otros conversando con los colegas de profesión, otros mirando a las muchachas que pasan, o a las guiris que se pasean ligeras de ropa. Y a éstas últimas, a veces les dicen algo más de lo que me dicen a mi.

Por cierto, no he visto ninguna motobikera mujer (ya os escribiré sobre el rol de sexos acá, cuando lleve más tiempo y pueda tener más elementos de juicio).


Esto mismo ocurre en el caso de los “Xich Lô” (bicitaxis), estampa tradicional de esta ciudad. Todavía no me he montado en ninguna de ellas, pero tiene mucho éxito entre los turistas. Esta adaptación de las calesas sevillanas parece una opción distinta para experimentar el caos circulatorio de esta ciudad, aunque yo no me sentiría a gusto con que un pobre hombre sudé la gota gorda dando pedales para llevar en “Xich Lô” a una mole como yo.

15 de agosto de 2006

Mis primeras semanas en Hanoi. 2ª parte: Moi!, hai!, Ba! (la pasión por el ejercicio físico)

Si hay otra cosa que me están llamando la atención y sorprendiendo en estas mis primeras semanas en Hanoi, es la pasión, casi la devoción, por el ejercicio físico.

En cada plaza que hay algo de espacio, en cada paseo con acera amplia, en cada parque, se puede ver con los primeros rayos de luz (y sin ellos), y por la noche, hordas de personas practicando todo tipo de ejercicio físico. Yo suelo pasear alrededor del lago de Hoán Kiém. Pues bien, a lo largo del paseo alrededor del lago, puedo ver al grupo de señoras (principalmente) que hacen tai chi, al ancianoo grupo de ellos, haciendo estiramientos que no he visto en toda mi vida, a señoras que hacen la danza ésta de los abanicos (perdonad mi ignorancia, pero no sé cómo se llama), dúos o cuartetos jugando al bádminton con o sin red puesta (y si tienen red, la colocan en cualquier sitio), personas que caminan tipo marcha con un desparpajo simpatiquísimo, al típico atleta en camisetilla de tirillas y pantalón corto machacándose al trote, gente haciendo footing a ritmo pachanguero que yo practicaba….

Pero para mi, lo mejor de todo sin duda es el aeróbic asiático. Esto es digno de verse. Grupos heterogéneos de mujeres (ancianas, jóvenes, de mediana edad, niñitas, adultas…), ataviadas de mil maneras (en pijama, en conjunto de licra ceñido tipo caraqueño, en chándal, en pantalón corto, en ropa de calle), poniendo todo lo que tienen dentro para llevar el ritmo del Cd que les impone a golpe de Moi (uno)!, hai (dos)!, Ba (tres)!...

Y para mi lo realmente bueno de todo ésto, además de que la gente realmente se dedique a cuidar el cuerpo (y posiblemente la mente), es la falta de pudor y de una vergüenza bastante pueril que tenemos por allá. Acá la gente en sus ejercicios no muestran ningún sentido del ridículo porque nadie se va a reír porque alguien (o bastantes) no lleve el ritmo, o porque otros vayan en pijama (esto es buenísimo, ver a la gente en pijama haciendo deporte), o que para nuestra mentalidad, no tenga condiciones o edad para hacer el tipo de ejercicio que hace.

10 de agosto de 2006

Mis primeras semanas en Hanoi. 1ª parte: El tráfico

Si pienso en cómo me he sentido mi primera semana en Hanoi, lo que siento es que todavía necesito más tiempo para procesar y poder transmitir este tsunami de sensaciones que tengo dentro de mí. Así, que creo que lo mejor es decir las cosas y las anécdotas que más me están llamando la atención en esta semana.

Sin duda, una de las características de esta ciudad es el caótico tráfico formado por un incesante, sonoro y desesperante mar de motos que forman un océano donde están inmersos como islotes los coches y las bicicletas. Es incomprensible entender el código por el cual seguramente se rige este caos, que seguramente tiene un orden que todavía no he llegado a vislumbrar. Eso sí, no debe estar muy perfeccionado, porque se produce una media de una treintena de muertos diarios por accidentes de tráfico por acá.

Pero no deja de ser pintoresco ver a toda una ciudad desplazándose en moto de un sitio para otro. La inmensa mayoría sin casco, muchos con mascarilla (no sé si para evitar la contaminación), muchas mujeres bien arregladas y tapadas hasta las cejas (creo que para evitar el sol y ponerse morenas), y otros llevando cualquier cosa inimaginable encima de la flamante moto (un colega me ha asegurado que ha llegado a ver llevar una vaca en una moto, y su record observado son 5 personas en una única moto). Bueno, ¿para que voy a contar?, hay que verlo para creerlo.

Eso sí, me atrevo a hacer la misma recomendación que me hizo un buen amigo sobre esta ciudad (unas de las mejores recomendaciones de viaje que me han dado jamás): si quieres cruzar una calle en Hanoi, tienes que cruzar sin mirar (porque sino, no cruzas, no te atreves), y sobre todo, no te tienes que parar en mitad de la calle aunque veas que se acerca una moto a toda leche (porque el mar de motos ya cuenta con que tu estás cruzando, y si te paras, te llevan por delante porque esto no lo tienen previsto).

¿Pero sabéis que es lo más alucinante?, lo que uno disfruta cuando está sobre dos ruedas dentro de ese mar, bien encima de una moto, bien sobre una bicicleta. Disfruto un mundo agarrando mototaxis (motobikes –totalmente recomendable, aunque no apto para los precabidos-) o siendo una gotita de este océano, como el otro día: en una bicicleta de la época de la guerra, sin frenos, y llevando parte de la mudanza de un español. Me lo pasé bomba.

31 de julio de 2006

Allá va la despedida


Me voy muy lejos de mi valle y hogar como el poeta: “ligero de equipaje”. Me traigo cosas materiales que van más allá de lo material. Dos camisetas muy especiales de diseño exclusivo, un ahuyentador de mosquitos que según quién me lo dio no sirve para mucho, un rosario de la virgen de la Yedra que me protegerá según su dueña, un cinturón muy útil y de categoría, a juego con los zapatos elegantes de mi casa, y sobre todo, una rosa de los vientos para saber volver a casa.

Pero casi todo lo que llevo conmigo, lo llevo en mi corazón: el patrimonio humano que he ido amasando durante todos estos años. Momentos entrañables y especiales que me habéis hecho vivir en los últimos meses. Como la barbacoa en la casa de “Cuéntame”, donde estrenamos el patio, las cuadras que tanto gustaron a los niños, y hasta la higuera medio seca. O la compañía siempre especial de quién cruzó un mar por debajo y tres países por arriba para estar apenas 72 horas conmigo. Conversaciones cargadas de sentimiento y aliento de gente imprescindible para mi desde el trópico utópico. Visita de amigos castellanos de pura cepa, pero con corazón ablandado por el afecto. Cenas entrañables en Piedralaves, por no hablar del desayuno en la casa con mayor encanto del pueblo. Fue un placer la comida con la familia de mi Conde, donde fui el segundo amigo en tener este honor. Imborrable recuerdo (con respeto y puntualmente) queda del fin de semana de risas en la montaña asturiana hablando de los únicos temas que existen, o la excursión por mis raíces zamoranas con mi madre, o el fin de semana con mi familia leonesa-maña o la tarde con mi casi familia vallisoletana. Maravilloso fue también el paseo siempre entrañable por el Retiro… tantos buenos momentos en tan poco tiempo.

También traigo el cuerpo impregnado de lágrimas de cariño que me habéis dejado, que me habéis dedicado y regalado.

Os quiero decir que vosotros sois mi motor, y también mi apoyo, y que una vez más en esta etapa tan inesperada, pero tan apasionante e increíble que se abre en mi vida, seréis también mi compañía.

Y ahora… a vivir juntos intensamente todo lo asiático, todo lo Oriental. Indochina y Viet nam nos esperan.

(Nota: el que está en la foto conmigo es el artista de este blog)