2 de julio de 2007

Un cumpleaños en Vietnam

Ayer cumplí 37 primaveras. Uno nunca cree que pueda llegar a decir que tiene tantos años, eso queda para la gente mayor, para la gente madura que se acerca más a la cuarentena que a la veintena, década que siempre la he visto demasiado alejada de mi. Pero si hay algo que se acerca a ser justo para todo el mundo, es que le van cayendo años a todo el mundo año tras año. Ya de uno depende que parezca que tiene 50 años con 23 primaveras biológicas, o que parezca que tiene una edad mental de 18 cuando tienes 37 (mi caso). Ni padre respetable de familia, ni con un futuro asegurado, ni tan siquiera con perspectivas de ser una persona con una vida convencional a corto o medio plazo.
Quizás por esa razón, pude tener la oportunidad de cumplir 26 primaveras en el corazón de Caracas con gente que se han convertido con el tiempo en la familia-clan de Caracas, o pueda cumplir años 11 años después en otro trópico utópico, aunque este indochino.
Los festejos, como los actos importantes, empezaron dos días antes, en la simpática, curiosa, tranquila y anodina ciudad de Hoa Binh, donde he establecido desde hace unas semanas mi residencia (ya os contaré, pero estaba planeado desde un inicio que viviría en Hoa Binh).
Ahí la gente con la que estoy no saben cómo hacerme más llevadera mi vida, siendo el único guiri, y además "mudo", residente entre 400.000 personas.
Así que en el Departamento de Protección Forestal de Hoa Binh (el "ICONA" de la provincia) me prepararon una maravillosa comida por todo lo alto en homenaje al cumpleañero.

Las señoras del departamento se esmeraron para que tuviera el mejor banquete posible, por
supuesto vietnamita. La verdad es que es de agradecer, y es todo un privilegio y de lo más original que le hagan a uno este tipo de agasajo. No todos en mi pueblo pueden presumir de ello.


Estas fotos son para saciar la insaciable curiosidad gastronómica del comandante.




Ya el domingo 1 de julio, me regalé una tremenda bicicleta de montaña, que va a ser mi compañera fiel en Hoa Binh, y a la que tengo que poner nombre. La estrené paseando por las calles de Hanoi bajo un diluvio universal, pero me encantó. Me llegué en bici hasta la casa de Quang y Minh para ver a la princesita de Cachi.
Y ya por la noche..... cenorra en uno de mis sitios preferidos: el BIA HOI pijo, en la calle Cat Linh nº 36, en donde vamos a cenar en Ha Noi cuando terminamos nuestras sesiones de bong ban.


Ahí unos veinte esapñolitos y mi querido amigo Quang estuvimos celebrando al más puro sabor Viet el cumple. La verdad que me encantó. Además se pasaron conmigo. Me regalaron...unos cuadros de cerámica viet con motivos hanoianos, de lo más bonitos, y ¡UNA MESA DE BONG BAN!. Para rematar, la instalamos en el propio Bia Hoi para poder jugar además de beber cerveza y cenar (podeis ver mi flamente mesa de pinpon en el fondo de la foto de arriba, jugando empleados del Bia Hoi mientras nosotros cenamos).

La verdad es que fue una noche que la recordaré por haber sido de lo más entrañable, gracias a personas que no conocía hace apenas un año, y a pesar de teneros a todos muy lejos físicamente, pero muy cerca en mi corazón.

Y esta es mi pequeña historia de mi cumpleaños nº 37, que nunca me imaginé pasarlo en Vietnam, y con gente que apenas hace un año ni conocía.


¿Ha visto Ms. Chocolate que sus deseos son inmediatamente atendidos por su humilde servidor?. CHATA espero que te haya gustado.