10 de agosto de 2006

Mis primeras semanas en Hanoi. 1ª parte: El tráfico

Si pienso en cómo me he sentido mi primera semana en Hanoi, lo que siento es que todavía necesito más tiempo para procesar y poder transmitir este tsunami de sensaciones que tengo dentro de mí. Así, que creo que lo mejor es decir las cosas y las anécdotas que más me están llamando la atención en esta semana.

Sin duda, una de las características de esta ciudad es el caótico tráfico formado por un incesante, sonoro y desesperante mar de motos que forman un océano donde están inmersos como islotes los coches y las bicicletas. Es incomprensible entender el código por el cual seguramente se rige este caos, que seguramente tiene un orden que todavía no he llegado a vislumbrar. Eso sí, no debe estar muy perfeccionado, porque se produce una media de una treintena de muertos diarios por accidentes de tráfico por acá.

Pero no deja de ser pintoresco ver a toda una ciudad desplazándose en moto de un sitio para otro. La inmensa mayoría sin casco, muchos con mascarilla (no sé si para evitar la contaminación), muchas mujeres bien arregladas y tapadas hasta las cejas (creo que para evitar el sol y ponerse morenas), y otros llevando cualquier cosa inimaginable encima de la flamante moto (un colega me ha asegurado que ha llegado a ver llevar una vaca en una moto, y su record observado son 5 personas en una única moto). Bueno, ¿para que voy a contar?, hay que verlo para creerlo.

Eso sí, me atrevo a hacer la misma recomendación que me hizo un buen amigo sobre esta ciudad (unas de las mejores recomendaciones de viaje que me han dado jamás): si quieres cruzar una calle en Hanoi, tienes que cruzar sin mirar (porque sino, no cruzas, no te atreves), y sobre todo, no te tienes que parar en mitad de la calle aunque veas que se acerca una moto a toda leche (porque el mar de motos ya cuenta con que tu estás cruzando, y si te paras, te llevan por delante porque esto no lo tienen previsto).

¿Pero sabéis que es lo más alucinante?, lo que uno disfruta cuando está sobre dos ruedas dentro de ese mar, bien encima de una moto, bien sobre una bicicleta. Disfruto un mundo agarrando mototaxis (motobikes –totalmente recomendable, aunque no apto para los precabidos-) o siendo una gotita de este océano, como el otro día: en una bicicleta de la época de la guerra, sin frenos, y llevando parte de la mudanza de un español. Me lo pasé bomba.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Puedes poner una foto montando en mototaxi, intento imaginarlo.

Anónimo dijo...

Echamos de menos alguna imagen que nos ilustre lo que comentas.

Alejandro

Anónimo dijo...

Yo también echo de menos la foto del mototaxi ;-))