16 de noviembre de 2007

En la cima de Indochina (dedicado a Arturo y Claudia)




El 11 de Noviembre de 2007, a las 9.10 am, quedará en los anales del montañismo de mi pueblo como el día y la hora en que el "Luisón" estuvo en el Fan Si Pan (3.143 msnm), el punto más alto de Indochina, cerca de la frontera entre Vietnam y China. Es una manera muy alternativa de compensar que este año ni subí al Mirlo (Alto de la Escusa, el punto más alto de La Adrada), ni tampoco al Almanzor.


Decir coronar, subir el Fan Si Pan parece algo muy al "filo de lo imposible", pero lo cierto es que solamente te hace falta unos 75$ para subirlo (unos 50-55$ si subes en grupo). Es fácil apañar una ascensión desde Sa Pa, el destino turístico por excelencia en el norte de Vietnam.




Yo fui con Borja y Rubén, además de Hguyen, "amiga" de éste último, por lo que el coste fue el que os cuento. 3 porteadores, un guía y tres guiris más que nos metieron de clavo, fuimos la expedición. Elegimos la ruta más fácil, por lo que lo hicimos en dos días, con una noche en segundo campamento base a 2.800 metros de altura.



El comienzo del camino es bastante chulo, entre un bosque medio bien conservado, arroyos y cardamomos.

En unas dos horas te puedes plantar en el primer campamento base, a poco más de 2.200 msnm.





De este campamento, es donde realmente uno siente que empieza a subir algo.

Y la verdad es que a medida que te encaramas en las montañas, con una vegetación debastada por fuegos pretéritos, por lo que domina el bambú. La ruta se abre paso apenas entre los bambús. La vista de las gargantas, montañas y precipicios de camino al Fan Si Pan son realmente magníficas, una auténtica gozada.



















































































Eso no quita para que este país ejerza la publicidad como si un país occidental se tratara:





En el día, cuando siente que ya las fuerzas se van agotando y te van dejando, es cuando terminas de llegar al segundo campamento base. Los porteadores nos prepararon una cena de campeonato, que en buena parte reparó el esfuerzo físico, aunque después la "cómoda cama" compensa para restar fuerzas.







Lo que queda de subida, te la "chupas" en poco menos de dos horas desde el segundo campamento base (seguro que para los "rambos" de la montaña se lo hacen en 45', pero dado mi avanzada edad, tardé como una 1 hora y media)......











.....¡pero lo conseguí!.









Lo más bonito para mi, como al subir todas las montañas, es la compañia, el paseo y los paisajes, la indescriptible sensación que me producen (me encantan, a lo mejor por haberme criado a la sombra de Gredos), y el ataque de endorfinas que me generan.

¿El siguiente paso será Nepal?

15 de octubre de 2007

España con ñ, "semos" diferentes....

Este fin de semana pasado volví a la isla de Cat Bá, ya os he hablado de esta isla vietnamita en este blog, merecedora de un capítulo en mi sección del chimboviajero. Bueno, paseando por esta Reserva de la Biosfera, concretamente por el camino que va por el acantilado de la playa nº 1 a la playa nº 2, donde uno va disfrutando de los islotes que emergen en el mar del sur de China, me tope con una "ñ", signo identificativo de "lo español".

Fijaos en esa cosilla blanca en el suelo junto a la escalera.

Es posible que la "ñ" fuera "depositada" por algún vietnamita que fue a España a por pañuelos de papel, o algún "hermano hispanohablante" que pasaba por ahí, pero enseguida pensé que algún cerdo/a ibérico le pesaba demasiado el envoltorio de los pañuelos de plástico. Mucha gente critica a los vietnamitas por su poca educación cívica por tiras cosas al suelo, pero algunosque no son vietnamitas son iguales o peores, porque seguro que han tenido muchas más oportunidades de concienciarse sobre este tipo de temas.

9 de octubre de 2007

Chuc suc khoe: el lado más técnico, complicado y oscuro de mi trabajo

¿Qué es lo más importante de mi trabajo?, ¿mis más de 10 años de experiencia en Cooperación?, ¿mis limitados estudios?, ¿mi presunto don natural para hacer la pelota según algunos?, ¿mi capacidad de adaptación?, ¿mis enchufes?..... No señores y señoras, la piedra angular de mi trabajo en la zona de Vietnam donde trabajo es poder compartir, bromear, disfrutar y ser "uno más" en la costumbre ancestral, especialmente arraigada en el norte de Vietnam (incluidas las minorías étnicas), de beber "ruou" (vino de arroz). Hay muchos foráneos y extranjeros que han rechazado o no han entendido adaptarse a esta clave de la cultura del norte de Vietnam, y sus trabajos han sido estériles o no lo suficientemente exitoso al no entender la cultura social de un lugar y lo que es el trabajo con las comunidades.

Sin embargo yo, paladín del trabajo comunitario allá donde vaya, en un magnífico y sufrido trabajo de adaptación, en un arrebato de generosidad sin precedentes con la gente local con la que tengo que trabajar, me he sacrificado lo indecible para ser el rey del "ruou" (vino de arroz) en Hoa Binh. Así, que sin prestar mucha atención a mi hígado, llevo desde hace un año un severo, estricto y duro entrenamiento en el noble ejercicio de beber chupitos de vino de arroz hasta el infinito con todo tipo de personas, cargos del Partido, personas de peso en las comunidades..., pero especialmente jovencitas solteras y casadas de buen ver, que hacen cola por brindar conmigo con los brazos entrelazados, en señal de complicidad y amistad (¡¡¡uuuhmmmm!!!, como dirían en Catuche).

Instantanea que capta uno de los momentos más delicados de mi trabajo en Vietnam. Ahora si que podéis valorar mi indudable sacrificio en el trabajo.

No os podeis imaginar lo importante que es en el ámbito en el que me muevo poder beber de manera exagerado con todas aquellas personas que desean brindar con el Tay (guiri). Después de un día de fraterna orgía etílica, las autoridades locales están encantadas de colaborar y facilitar el trabajo, la gente llana siente que compartes una cultura común, que no eres ajeno a sus "mejores costumbres", y recuerdan siempre que pueden que "brindamos juntos áquel día".

Es algo triste, pero real. La cultura globalizada y universal del alcohol te la encuentras en todos los sitios, en todos los rincones del mundo. Me volví un empedernido de la cerveza y el ron en Venezuela para poder compartir con los "chamos" y los "panas" veladas donde hablábamos de lo divino y lo humano, además de trabajar. Ahora es el puñetero vino de arroz.

Así que ya sabéis la parte más delicada y oscura de mi profesión actual. Ahora si qu espero que me reconozcais la titánica labor que supone mi trabajo, mi espíritu de entrega total, la complicada, sútil, técnica y especializada que es mi labor entre los Muong de las montañas de Vietnam.

Chuc suc khoe!!!!!! (¡SALUD!)


29 de septiembre de 2007

Las maravillas del Sudeste Asiático (y del mundo) vistas por el Santi: I Templos de Ankor o el Disneyland de los templos

No hay nada como viajar para ilustrarse y saber más de la vida sobre este planeta. Conocía o había visitado Tikal (Guatemala), las pirámides de Egipto, las ruinas del Machu Picchu, el Taj-Mahal , o el Coliseo de Roma antes de venir acá, pero no conocía absolutamente nada de las joyas que guarda el Sudeste asiático. Esta nueva sección cultural que abro en el blog va destinada a los lectores más cultos de la amplia audiencia que tiene este maravilloso blog.

Y en honor a una ladilla que tengo desde este año, la abro con Angkor, y especialmente con los Templos de Angkor, ubicados para quien sea tan ignorante como yo era, en la provincia de Siem Reap, en el cuadrante nor-occidental de Camboya.

¿Quién no ha visto esta foto alguna vez?, tan ignorante yo no era, ¿pero quién sabía antes de leer la sección cultural de este blog que esta foto corresponde a Angkor Wat, uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo y seguramente el mayor complejo religioso jamás construido. Es el mayor complejo dedicado a las deidades hindúes fuera del territorio de la India, concretamente en Camboya.

Bueno, pues allá tuve que realizar un sufrido trabajo de campo sobre turismo insolidario. No voy a pretender hacer una guía de cómo visitar este sitio porque ni lo quiero hacer, ni lo puedo hacer. El que quiera saber más sobre este sitio, que busque las palabras claves en el google.

Solo os comento la parte más práctica. Si llegas a Phnom Penh (capital de Camboya), te aconsejo que vayas a Siem Reap por tierra a través de la compañía de buses de lujo Mekong express. Servicio profesional que en 5 horas y por 9 $ te llevan a Siemp Reap sin parar, con ágape y cuarto de baño incluido. Te ahorras una pasta respecto al avión (que además te atraca con las tasas), y casi tardas lo mismo. En Siem Reap te puedes alojar dónde y cómo quieras. Un chimboturista como yo me buscaría como máximo una guesthouse como la que me aconsejó uno de los mayores expertos camboyanos en turismo, Home Sweet Home Guesthouse. Por unos 5 euros habitación doble limpia con ventilador y cuarto de baño propio. Una vez alojado, solo queda intentar acertar con el sitio dónde dar rienda suelta a la gula. Yo lo encontré en unas especies de búfet libre camboyano en donde te ponen un platillo no volante individual incandescente por unas brasas donde podías freir pescado y carne, como que podías cocer verduras y pescado en el agua que cocía alrededor de dónde se freía la comida. Todo el búfet libre por 3 $, 3 $ más si piden una jarra de litro y medio rebosante de cerveza Anchor (prometo que me la bebí antera y no terminé muy mal).

Para visitar Angkor, que está a unos pocos kilómetros de Siem Reap, yo opté por agarrar un tuc-tuc todo el día, una especie de moto-taxi, con mototaxista incluido que por 12 $ le tuve a mi disposición todo el día. Tras pagar una entrada de 20 $ por estar todo el día en esta maravilla de la humanidad y la naturaleza (40 $ es la entrada por si quieres estar entre 2 y 3 días), pues me dispuse a ver piedras.....





..... Y qué piedras más bien puestas......

pero no todas porque, ¿sabéis que los árboles al andar tienen que pasar por encima de los templos?;


Yo la verdad que en un día disfruté mucho, quizás dos sería lo ideal para mi, pero al que le guste las civilizaciones, la arqueología, la fagocitosis de la naturaleza tropical, y a la vez la simbiosis entre naturaleza y hombre, pues podría dedicar el resto de sus días.





Sin embargo, ¿sabeis que os digo?. Camboya es mucho más que Siem Reap. Es un país donde la población intenta reconstruirse socialmente después de mucho sufrimiento, incluso a pesar de las secuelas de un genocidio sin precedentes, gente que intenta salir adelante a pesar de las minas, la falta de infraestructuras después de tanto conflicto bélico, la corrupción generalizada de la sociedad dominante, y donde una nueva generación de jóvenes camboyanos que están saliendo del cascarón ahora, suponen la más clara esperanza para este país cuyo pueblo tan dolorosamente fue golpeado durante gran parte del siglo XX. Merece la pena acercarse a esta realidad de Camboya para descubrir un país bello, de gente apacible, de grandes masas de agua que inundan inmensas llanuras, de niños descuidados pero felices aupados a lomos de los búfalos que forman parte del paisaje del sudeste asiático, de unas masas forestales que están siendo devoradas por las insaciable codicia de unos desalmados, y donde he depositado parte de mi apuesta personal y profesional. Ahora, también soy un catuchero en Camboya.




3 de septiembre de 2007

Internet

Siempre he intentado estar al margen de contar demasiados detalles de lo que uno vive por acá para no perjudicar mi trabajo y a la Fundación para la que trabajo, pero cuando digo que las cosas no son tan idílicas en el trabajo, tengo algunos ejemplos. Si queréis conocer algún que otro detalle de las dificultades más sencillas a las que me tengo que enfrentar a lo mejor os interesa leer un artículo que ha publicado El País al respecto.

Ese es el motivo por el cual solamente puedo actualizar este blog cuando estoy en Hanoi, y que tenga que ir a Hanoi para consultar las páginas españolas e internacionales relacionadas con mi trabajo.

A veces uno no sabe lo que tiene hasta que está en otro contexto.

2 de septiembre de 2007

Hoa Binh

Desde finales de junio de 2007 soy uno de los dos españoles (solo conozco a otro más, Juanito que vive en la provincia de Son La) que viven fuera de las dos grandes ciudades vietnamitas: Saigón y Ha Noi.

Vivo en la tranquila, ribereña, anodina y siempre calmada ciudad de Hoa Binh, a unos 70 Kilómetros al suroeste de Ha Noi. Hoa Binh significa "Paz", y su configuración provincial actual se produjo tras la guerra, ya que anteriormente era una basta superficie que abarcaba 3 provincias del actual Vietnam. Lo más destacado de la ciudad es que tiene una presa con una hidroeléctrica construida con la ayuda de los los rusos hace unas décadas, y que vertebra la electricidad de parte del país. Lo más destacado a nivel provincial es que su población es mayoritariamente Muong, una de las más de 50 minorías étnicas que viven en Vietnam.

La orografía de Hoa Binh es montañosa, montañas más o menos picudas que apuntan al cielo, y que se acotan por valles amplios donde se asientan los inmensos arrozales que dan la base alimenticia a la población.
Desde hace unos meses la presencia de un guiri-armario, gigantón da la nota curiosa a la gente de la ciudad, y el toque exótico en las zonas remotas.

Quizás penseis que es de lo más romántico vivir entre montañas y arrozales, que es un sitio bucólico y paradisiaco desde donde trabajar, pero lo cierto es que a veces uno siente que vive un "apartheid", provocado por mi disidia y dificultad para estudiar y aprender idiomas, y por la propia idiosincrasia vietnamita.

Poco a poco voy llevando mejor el vivir en la ciudad de Hoa Binh, y espero que a medida que vaya agarrando rutina, y sobre todo a que la gente se acostumbre a ver a un gigantón con pelos en los brazos, y con nariz con tabique nasal "anormal" yendo por los sitios que puedo frecuentar, pues todo vaya yendo mejor.

Con lo que me quedo es que, como en todos los sitios, hay gente muy buena que los pobres están haciendo todo lo posible para que me sienta a gusto en este Vietnam profundo. Especial mención a mi casera, la señora Dong (a la que le llamo literalmente "señora Dong", y la pobre me contesta siempre riéndose porque la llamo "Chi" -señora- en español), a Bui Van Tuong (director del "ICONA" de la provincia de Hoa Binh), y con mencionor de honor a mi queridísimo Thien, técnico del "ICONA" que me está demostrando que la amistad se halla hasta en lo más recóndito de este mundo.


19 de agosto de 2007

Sección del chimboviajero III: chimbo(=cutre) Parque Nacional de Ba Vi

A finales de los noventa nació un fenómeno, una filosofía de vida que todavía no ha sido conocida, pero que seguro que se pondrá de moda y será un fenómeno en el turismo del futuro. Se trata del nacimiento del chimbo-turismo. Viajar por zonas míticas del planeta con apenas unos dólares en el bolsillo, nunca más de dos dígitos por día y persona, dejando todo al tran tran (lo que otros conocen como la providencia) para decidir por dónde encaminar los pasos del viaje, sin descartar ningún medio de locomoción por muy chatarra que sea, durmiendo en cualquier hueco sin importar el estado de higiene, y con la única compañía de un compañero de viaje con el que poder hacer semejantes proezas son algunas características de esta manera de viajar. Como toda filosofía, tiene sus gurús (2), los cuales nos reencontramos no hace mucho en Vietnam. Como todo gurú, el paso del tiempo ha hecho mella en nuestras personas, pero a pesar de nuestro aburguesamiento, no hemos perdido el gusto por la improvisación, la buena comida en sitios populares, las risas, y como no, las cervezas bien frías. Y encima con el añadido de contar con un integrante más, lo que sin duda ha subido el nivel en todos los sentidos, especialmente en gracejo y saber estar.

El Parque Nacional de Ba Vi está a unos 65 Km. al oeste de Ha Noi, distancia suficiente para adentrarse en el Vietnam profundo ya que en cuanto te sales mínimamente de lo que está "marcado" en la ruta del turista convencional en Vietnam, te encuentras un país totalmente por descubrir, en donde la gente todavía no está acostumbrada a la presencia de "guiris" (insisto, en cuanto te sales de las autopistas turísticas rígidamente marcadas: Sapa, Ho Ian, Ha Noi, Halong, Hue...). Esto es aliciente más que suficiente para que sea destino de un chimboturista "profesioná". ¿Pero cómo ir?.

Muy importante, lo primero de todo es levantarse sin hora y tener un desayuno copioso con el Asier y la Rosa antes de ir a alquilar un par de motos. ¿Dónde alquilarlas?, pues el mejor sitio que conozco es ir a "Flamingo Travel", en la calle Dinh Liet nº 5 (en el antiguo Hanoi) y negociar un precio de unos 5 $/moto/día. Gente simpática y servicial que no me la han clavado nunca. A partir de que arrancas la moto e intentas sobrevivir al tráfico de Hanoi ya es una experiencia por si misma. Tienes que ir buscando las afueras de Hanoi por la carretera a Quoc Oai. Es el tramo más peligroso y feo del camino porque tienes que ir rezando a la vez que pendiente del tráfico que te va pasando, especialmente los camiones. A unos 20 Km. te tienes que desviar a mano derecha. El cartel pone Thay, pero la mejor referencia es que el desvío está en perpendicular a una fábrica humeante que se ve a mano derecha, junto a un cerro cuarcítico.

La "Thay pagoda" es un lugar estratégico parar visitar una bonita y turística pagoda, y donde reponer el cuerpo de los ávidos moteros. Frente al "aparcamiento de las motos hay varios "restaurancillos". Recomiendo uno que está como en medio de todos, suele cocinar un señor (cosa rara acá). Este sitio tiene un arroz, pho, noodles, pero sobre todo cerveza Ha noi bien fría (cosa no habitual en Vietnam, para vuestro asombro).

Una cosa imprescindible para que no tengáis que demostrar vuestras habilidades de karatekas y de repertorio de rezos escatológicos a la madre del prójimo es asegurarte que el paisano del aparcamiento te ha dado el papel y no perderlo como hizo Santi (¿A que si Rosa y Asier?). En el caso que lo perdais, echar mano a la llave de la moto para que no te la quiten, y armaros de paciencia e intentar la meditación, porque la vía del Santi, aunque expeditiva, no es nada recomendable.

Sigamos la vía que llevamos, y disfrutad del paseo
entre un dique en el que ambos lados se extienden los arrozales sin fin, un paseo de lo más fascinante, y solo unos 30 Km de Ha noi. Este maravilloso camino elevado entre arrozales desemboca en la carretera nº 32, y tendremos que girar a la izquierda hasta la localidad de Son Tay. En el camino, la gente te irá saludando con una sonrisa, y los niños gritarán "hello". Se siguen viendo montones de personas trabajando en los arrozales, que ya los ves a tu misma altura, porque esta carretera no es un dique.

Vas pasando pequeñas localidades donde verás carteles con osos, son los "antros" donde venden las bilis de pobres osos enjaulados condenados a una no-vida (terrible, pero no quiero juzgar, yo que vengo de un sitio donde existen corridas de toros).

Son Tay es grande, y otro sitio estratégico donde intentar (seguramente sin éxito) comprar agua
fría o parar para localizar una cerveza fría (acá ya es difícil también). Continuamos viaje girando a la izquierda en la rotonda principal a la que llegamos. A partir de ahí es tirar millas, como unas 10, e ir preguntando intentando pronunciar a lo vietnamita las palabras "Ba Ví", hasta tomar una pequeña carretera a la izquierda. Si tienes suerte llegarás al arco de entrada a Ba Ví. Pagas en una casetilla 20.000 dongs por barba de entrada (menos de un euro), y empiezas a ascender en una carretera serpenteante bien asfaltada de montaña (maravillosa para los moteros), entre un bosque tropical precioso. Ya serán como las 5 de la tarde, y el frescor te irá invadiendo a medida que asciendes. Fue una experiencia increible para Asier, Rosa y yo. Tras un cuarto de hora de recorrido llegas hasta la zona recreativa y de descanso. Suele ser destino de vietnamitas y de guiris que vivimos acá, por lo que no suele estar casi nunca lleno. Puedes aprovechar los últimos estertores de luz y buscar siguiendo la carretera un "balcón" natural que supone esta montaña para alucinar con las vistas del valle del río Rojo en estos lares. Simplemente y en dos palabras "impre-cionante". Puedes quedarte absorto con el paisaje, y disfrutarlo hasta que la luz se convierte en oscuridad (si tienes luces en la moto).

Después puedes volver a la zona recreativa, y negociar uno de estos "bungaló" vietnamita. No pagues más de 250.000 dongs por una habitación donde te puedes meter hasta tres personas juntas, aunque te digan que no, que tienes que alquilar dos para 3 personas. Pégate una buena ducha, y disponte a disfrutar de
cervezas frías de las que nos gustan y buena comida en el mismo sitio donde has alquilado la habitación. No hay mucha pérdida de este sitio, es el restaurante que es el más grande y está más lleno, además que tiene un cartel medio escondido que pone "reception". Si no sabes vietnamita, sírvete del dedo y señala la comida de los demás comensales que hay en el restaurante para pedir pollo, arroz, cerdo, verduras, patatas fritas..... Date un homenaje por unos 70.000 dongs/barba máximo y si has comido carne (3,5 euros con toda la bebida que puedas beber).

Para bajar la comida puedes después dar un paseo por la carretera, ya de noche solitaria, y flipa con las luciérnagas voladoras.

Por la mañana, tú mismo. Si te quedas en el corredor del bungaló puedes ver a los monos desayunar polillas. Si vas a desayunar, puedes intentarlo en los otros chiringuitos más pequeños que hay, algo más baratos.

Mirad lo que mira Rosa justo debajo de la farola (haced click para aumentar el tamaño).


Finalmente, y antes de volverte a Ha Noi, es aconsejable encaramarte con la moto en lo más alto de la montaña (cuidadito con posibles avispas con enjambre en las ramas de los árboles ;-).

Ahí hay una especie de templo en un pico, y un monumento a Ho Chi Minh en otro. Vistas espectaculares.

Volver con tranquilidad a Ha Noi es desandar el camino de ida.


Algo parecido a esto hicimos 3 chimboturistas, ya aburguesados, el 21 y 22 de julio de 2007. Y pudimos disfrutar del tran, tran, de las risas (avispas, quemazón de la pierna, puto chinorri, sarasa y Paris-Dakar incluidos), del momento sin más, y especialmente, de una compañía siempre entrañable.


12 de agosto de 2007

Las visitas de un año (dedicado a los reyes del gorroneo)


















Dentro de los fastos de mi primer año en Vietnam, no puedo dejar de mencionar el chorreo incesante de visitas que he tenido. Desde Noviembre de 2006, 16 personas y un conejo de trapo han estado en casa (1,3 personas por mes de media). Uno se podría engañar pensando que tiene muchos amigos, conocidos, amigos de amigos, familia y otros especímenes sin calificar que no pueden vivir mucho tiempo sin verme o que han querido estar conmigo. Que se han recorrido medio mundo para poder disfrutar de mi exclusiva y especial compañía, para disfrutar de un "catuchero indochino". Pero la triste realidad es que, a excepción de la Fina (santa mujer que a modo de madre de tonadillera me sigue incondicionalmente allá dónde vaya), a todos los demás estoy seguro que el principal y casi único motivo es que son unos "gorrones empedernidos". No les culpo, yo haría lo mismo.

Pero no me importa el motivo de su viaje. Con todos estos gorrones he tenido momentos muy bonitos y especiales. He estado ocupado (a veces un poco demasiado), acompañado (a veces incluso "entretenido" ;-). Han contribuido con sus palabras, sensaciones y sentimientos, a escribir un libro para mi que está quedando chulísimo. Y es que tengo un libro de visitas donde todo el que pasa por acá va dejando un poquito de sus sensaciones indochinas, y de su afecto (espero que sincero) hacia este catuchero. A veces ya me he empezado a leer el libro porque es un gustazo leerlo, consciente que no están todos los capítulos terminados porque tengo overbooking en casa hasta el año 2008. Y aunque ninguno de los ilustres escritores tiene todavía dos capítulos escritos, a mi me da que alguno/a va a tener más de uno.


Todo empezó en noviembre de 2006 con la visita de Chus y Arturo. Una cuenta pendiente que teníamos Arturo y yo de otro continente fue saldada en Vietnam. 3 semanas maravillosas donde estuvimos en Hanoi, Hue y Saigón (Ho Chi Minh). Vietnam de norte a sur.







La primera visita del 2007 ha sido la que trajo los gorrones (en este caso gorronas) de larga duración. Nada más y nada menos que un mes y medio (gracias a Dios con días intercalados en que las conseguí echar de casa) Belén y Bea estuvieron incordiando al abuelo desde mediados de enero de 2007 a finales de febrero.












Mi querido primo Gustavín se plantó en marzo de 2007 con su jín y Fermín, un amigo del trabajo durante dos semanas. La relación de Gustvín y jín, sin comentarios.







La ya célebra Fina (al menos en este blog) pisó
tierras asiáticas durante casi un mes, entre abril y mayo de 2007. Vino con Pilar y Carlos. Después de que ellos empezaran sus aventuras por la península Indochina, nos quedamos unos días de "luna de miel" hasta que llegó Marcos a principios de mayo, con el que estuvo viajando por estos mundos.











Cuando Fina se fue me dejó a Marcos, con el que estuve hasta la última quincena de mayo de 2007.







Raquel, ocupa profesional de la casa durante el mes de junio de 2007.





Rosa y Asier, los penúltimos en llegar este año. Del 11 al 31 de julio de 2007



Elena (bióloga de la Complutense) y su hermana Esther unos días en casa en julio compartiéndola con Asier, Rosa y yo. Sin imágenes


Iñigo, amigo muy majete de Asier y Rosa. imagen en stand-by. última quincena de julio de 2007



Este es mi cariñoso homenaje a todos los gorrones que este año han estampado unas letras en el libro de visita de mi casa. Nada de rencores por haceros públicos, ¿eh?. Muchos besos a todos, y gracias por vuestra visita, estais conmigo. A ver quién se atreve a ser ahora gorrón sabiendo que puede aparecer en el blog.