Hoy he recibido una llamada con un solo tono, uno solo, y después no sonó más. Pero ya estaba todo dicho, mejor dicho, el sentido de la llamada se cobraba un tsunami de sentimientos y emociones.
Estos dos años y medio que han pasado desde la anterior vez que te escribí no ha sido un tiempo de olvido o descuido. Siempre estás presente, como en esta llamada de un solo tono. Tienes el poder y la fuerza de seguir tan vivo y presente, que te haces inmortal. Intensamente vivo. De lo contrario sería imposible que la llamada de un solo tono me pusiera la piel de gallina y un nudo de honda emoción en la garganta y me pudiera emocionar hasta que se me quebrara la voz hablando hoy de ti.
Pichín, sigo echándote de menos, y cumpliendo la promesa de vivir por los dos como queríamos, siempre escuchando lo que nos dicte el corazón.
Con todo sentimiento, un abrazo atemporal hermanín
