19 de agosto de 2007

Sección del chimboviajero III: chimbo(=cutre) Parque Nacional de Ba Vi

A finales de los noventa nació un fenómeno, una filosofía de vida que todavía no ha sido conocida, pero que seguro que se pondrá de moda y será un fenómeno en el turismo del futuro. Se trata del nacimiento del chimbo-turismo. Viajar por zonas míticas del planeta con apenas unos dólares en el bolsillo, nunca más de dos dígitos por día y persona, dejando todo al tran tran (lo que otros conocen como la providencia) para decidir por dónde encaminar los pasos del viaje, sin descartar ningún medio de locomoción por muy chatarra que sea, durmiendo en cualquier hueco sin importar el estado de higiene, y con la única compañía de un compañero de viaje con el que poder hacer semejantes proezas son algunas características de esta manera de viajar. Como toda filosofía, tiene sus gurús (2), los cuales nos reencontramos no hace mucho en Vietnam. Como todo gurú, el paso del tiempo ha hecho mella en nuestras personas, pero a pesar de nuestro aburguesamiento, no hemos perdido el gusto por la improvisación, la buena comida en sitios populares, las risas, y como no, las cervezas bien frías. Y encima con el añadido de contar con un integrante más, lo que sin duda ha subido el nivel en todos los sentidos, especialmente en gracejo y saber estar.

El Parque Nacional de Ba Vi está a unos 65 Km. al oeste de Ha Noi, distancia suficiente para adentrarse en el Vietnam profundo ya que en cuanto te sales mínimamente de lo que está "marcado" en la ruta del turista convencional en Vietnam, te encuentras un país totalmente por descubrir, en donde la gente todavía no está acostumbrada a la presencia de "guiris" (insisto, en cuanto te sales de las autopistas turísticas rígidamente marcadas: Sapa, Ho Ian, Ha Noi, Halong, Hue...). Esto es aliciente más que suficiente para que sea destino de un chimboturista "profesioná". ¿Pero cómo ir?.

Muy importante, lo primero de todo es levantarse sin hora y tener un desayuno copioso con el Asier y la Rosa antes de ir a alquilar un par de motos. ¿Dónde alquilarlas?, pues el mejor sitio que conozco es ir a "Flamingo Travel", en la calle Dinh Liet nº 5 (en el antiguo Hanoi) y negociar un precio de unos 5 $/moto/día. Gente simpática y servicial que no me la han clavado nunca. A partir de que arrancas la moto e intentas sobrevivir al tráfico de Hanoi ya es una experiencia por si misma. Tienes que ir buscando las afueras de Hanoi por la carretera a Quoc Oai. Es el tramo más peligroso y feo del camino porque tienes que ir rezando a la vez que pendiente del tráfico que te va pasando, especialmente los camiones. A unos 20 Km. te tienes que desviar a mano derecha. El cartel pone Thay, pero la mejor referencia es que el desvío está en perpendicular a una fábrica humeante que se ve a mano derecha, junto a un cerro cuarcítico.

La "Thay pagoda" es un lugar estratégico parar visitar una bonita y turística pagoda, y donde reponer el cuerpo de los ávidos moteros. Frente al "aparcamiento de las motos hay varios "restaurancillos". Recomiendo uno que está como en medio de todos, suele cocinar un señor (cosa rara acá). Este sitio tiene un arroz, pho, noodles, pero sobre todo cerveza Ha noi bien fría (cosa no habitual en Vietnam, para vuestro asombro).

Una cosa imprescindible para que no tengáis que demostrar vuestras habilidades de karatekas y de repertorio de rezos escatológicos a la madre del prójimo es asegurarte que el paisano del aparcamiento te ha dado el papel y no perderlo como hizo Santi (¿A que si Rosa y Asier?). En el caso que lo perdais, echar mano a la llave de la moto para que no te la quiten, y armaros de paciencia e intentar la meditación, porque la vía del Santi, aunque expeditiva, no es nada recomendable.

Sigamos la vía que llevamos, y disfrutad del paseo
entre un dique en el que ambos lados se extienden los arrozales sin fin, un paseo de lo más fascinante, y solo unos 30 Km de Ha noi. Este maravilloso camino elevado entre arrozales desemboca en la carretera nº 32, y tendremos que girar a la izquierda hasta la localidad de Son Tay. En el camino, la gente te irá saludando con una sonrisa, y los niños gritarán "hello". Se siguen viendo montones de personas trabajando en los arrozales, que ya los ves a tu misma altura, porque esta carretera no es un dique.

Vas pasando pequeñas localidades donde verás carteles con osos, son los "antros" donde venden las bilis de pobres osos enjaulados condenados a una no-vida (terrible, pero no quiero juzgar, yo que vengo de un sitio donde existen corridas de toros).

Son Tay es grande, y otro sitio estratégico donde intentar (seguramente sin éxito) comprar agua
fría o parar para localizar una cerveza fría (acá ya es difícil también). Continuamos viaje girando a la izquierda en la rotonda principal a la que llegamos. A partir de ahí es tirar millas, como unas 10, e ir preguntando intentando pronunciar a lo vietnamita las palabras "Ba Ví", hasta tomar una pequeña carretera a la izquierda. Si tienes suerte llegarás al arco de entrada a Ba Ví. Pagas en una casetilla 20.000 dongs por barba de entrada (menos de un euro), y empiezas a ascender en una carretera serpenteante bien asfaltada de montaña (maravillosa para los moteros), entre un bosque tropical precioso. Ya serán como las 5 de la tarde, y el frescor te irá invadiendo a medida que asciendes. Fue una experiencia increible para Asier, Rosa y yo. Tras un cuarto de hora de recorrido llegas hasta la zona recreativa y de descanso. Suele ser destino de vietnamitas y de guiris que vivimos acá, por lo que no suele estar casi nunca lleno. Puedes aprovechar los últimos estertores de luz y buscar siguiendo la carretera un "balcón" natural que supone esta montaña para alucinar con las vistas del valle del río Rojo en estos lares. Simplemente y en dos palabras "impre-cionante". Puedes quedarte absorto con el paisaje, y disfrutarlo hasta que la luz se convierte en oscuridad (si tienes luces en la moto).

Después puedes volver a la zona recreativa, y negociar uno de estos "bungaló" vietnamita. No pagues más de 250.000 dongs por una habitación donde te puedes meter hasta tres personas juntas, aunque te digan que no, que tienes que alquilar dos para 3 personas. Pégate una buena ducha, y disponte a disfrutar de
cervezas frías de las que nos gustan y buena comida en el mismo sitio donde has alquilado la habitación. No hay mucha pérdida de este sitio, es el restaurante que es el más grande y está más lleno, además que tiene un cartel medio escondido que pone "reception". Si no sabes vietnamita, sírvete del dedo y señala la comida de los demás comensales que hay en el restaurante para pedir pollo, arroz, cerdo, verduras, patatas fritas..... Date un homenaje por unos 70.000 dongs/barba máximo y si has comido carne (3,5 euros con toda la bebida que puedas beber).

Para bajar la comida puedes después dar un paseo por la carretera, ya de noche solitaria, y flipa con las luciérnagas voladoras.

Por la mañana, tú mismo. Si te quedas en el corredor del bungaló puedes ver a los monos desayunar polillas. Si vas a desayunar, puedes intentarlo en los otros chiringuitos más pequeños que hay, algo más baratos.

Mirad lo que mira Rosa justo debajo de la farola (haced click para aumentar el tamaño).


Finalmente, y antes de volverte a Ha Noi, es aconsejable encaramarte con la moto en lo más alto de la montaña (cuidadito con posibles avispas con enjambre en las ramas de los árboles ;-).

Ahí hay una especie de templo en un pico, y un monumento a Ho Chi Minh en otro. Vistas espectaculares.

Volver con tranquilidad a Ha Noi es desandar el camino de ida.


Algo parecido a esto hicimos 3 chimboturistas, ya aburguesados, el 21 y 22 de julio de 2007. Y pudimos disfrutar del tran, tran, de las risas (avispas, quemazón de la pierna, puto chinorri, sarasa y Paris-Dakar incluidos), del momento sin más, y especialmente, de una compañía siempre entrañable.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿pero entonces cuánto pagan los monos? ¿por qué no les dices que en ese otro sitio la polilla está más rebajada?Ayyyyy... tú y tus secretitos, pobres bichos¡¡
;-)