Ya sabéis que soy más de
campo que las amapolas, que por eso decidí, antes incluso de terminar la
universidad, fijar mi residencia en mi querido terruño adradense. Pero
paradójicamente mi vida ha transcurrido también en cuatro capitales de países;
Madrid, Caracas, Ha Noi y Bruselas. He tenido momentos y vivencias inolvidables
en estas cuatro ciudades, y no podría entenderme sin ellas. Las he disfrutado y
sacado todo el jugo y el sabor que he podido, y desde luego deseo volver a
ellas siempre que me sea posible, de visita pausada para resaborear cada uno de "mis rincones y lugares" que he ido dejando como míos, y volver a abrazar al patrimonio humano que me ido dejando en ellas.
A esta lista sin duda voy a
tener que agregar Addis Ababa, ya
que estoy seguro que también terminará
siendo un sitio insustituible para mí.
Vista de Addis |
Lo primero que hay que
decir de Addis es que si uno se cansa subiendo unas simples escaleras, no hay
que pensar en la falta de forma, sino que la ciudad está a 2.355 metros sobre
el nivel del mar. Reconozco que apenas conozco la ciudad, desde que he aterrizado he estado
más tiempo en Seru y Bele (la zona de Arsi, en el interior del país) que en
Addis. Pero lo primero que me ha llamado la atención es la limpieza de la
ciudad. Y apenas la siento caótica, al menos si la comparas con algunas de las citadas
anteriormente.
Sierra Leone Street, un sábado por la tarde |
Me han dicho que la ciudad
es super segura, y diría que es así, si no fuera porque está plagada de trampas
para osos. No quiero pensar en aquellos que salgan por la noche y vayan
"ciegos". Es imprescindible siempre ir con un ojo puesto en el suelo,
por si acaso:
Ojo al parche, y Addis está llena de estas trampas |
Otro ejemplo de trampa para osos en Addis |
Ya iré contando más cosas
de Addis. Lo cierto es que voy descubriendo cosas muy interesantes. Por ejemplo
comprobar que estos etíopes fueron capaces de quedarse con lo mejor de los
italianos en el poco tiempo que los tuvieron de ocupación. Y también que son
capaces de hacerse hasta su propio Starbucks.
Otra cosa que me ha llamado poderosamente la atención, es que el cielo de Addis está en noviembre plagado de milanos negros que acaban de llegar de sus cuarteles estivales de Europa y Oriente Medio. Es impresionante. Y todavía ando medio "pasmao" de la riqueza de aves que tiene la ciudad aparte de la cantidad de milanos.
En cuanto el trabajo me
deje, me meteré de lleno en la apasionante tarea de encontrar casa aquí y
tendré ocasión de conocer más cosas de Addis. De momento estoy muy bien, y con
cosas por hacer, como subir el monte Entoto (3,200 msnm) para poner a la
ponzoñosa en lo más alto de Addis.
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