9 de abril de 2007

Sección del chimboviajero: I chimbo(=cutre) viaje por Vietnam (una Semana Santa diferente)

Con esta noticia empiezo una serie de entregas a mis queridos lectores para que tengais una guía alternativa para viajar por Asia. Y lo hago a petición de los miles y miles de personas que me han pedido que lo haga, que conocen mi famosa habilidad para viajar al tran-tran (como en el mus), y de manera chimba y arrastrada como casi nadie (aunque reconozco que ya no soy el que era). También sirve de recuerdo y reconocimiento a mi compañero de chimboviajes por América Latina: el ínclito, único y virtuoso Asieriño.

Dado que Vietnam no es un país católico, y ahora tengo bastante lío, pues mi Semana Santa empezó el Viernes Santo por la tarde, cuando terminaba de trabajar. Un par de días antes había decidido perderme yo solo en la isla de Cat Ba, parte de la cual es Parque Nacional. La isla de Cat Ba suele estar incluida en un mismo "pack" turístico de dos noches junto a la mítica Bahía de Halong, patrimonio de la Humanidad, ya que ambos destinos se incluyen en el golfo de Tonkin, en el mar del sur de China.
Quería dedicarme tiempo a mi, disfrutar de mi maravillosa compañía, pasear conmigo mismo, pensar en lo que está siendo mi vida por acá, y hacer un pequeño balance antes de continuar en la batalla. Me pareció Cat Ba un sitio ideal porque ahora es temporada baja (=pocos turístas), los que van suelen estar un día (que es lo que está normalmente establecido en el pack turístico), está muy cerca de Hanoi (en 3 horas y poco te puedes plantar en la isla), puedes comer "seafood" de primerísima calidad combinando el gusto gastronómino con el ornitológico (vamos, que podría ser mi particular "Tarifa" asiática).
Así, que ya alcanzado el punto en que empiezo a sentir que me puedo desenvolver como pez en el agua en Vietnam yo solo, a las 14:oo pm del Viernes Santo compré en una agencia de viajes hanoiana los billetes del "speed boat" (barco rápido) que hace el recorrido desde la ciudad de Hai Phon a la isla de Cat Ba en poco más de 45 minutos (unos 8 euros/trayecto, aunque si compras los billetes directamente en Hai Phon son 5 euros). Y de este modo, a las 5:00 pm apagué el ordenador, metí en el morral los prismáticos, la guía de pájaros, un pantalón, dos camisetas, y unas zapatillas (¿para que os voy a mentir diciendo que también metí mudas limpias?), y mi xeom me llevó por 1 euro a la estación de Gia Lam, donde a la carrera agarré un autobús que me llevó a Hai Phon (salen cada 15 minutos, 1,5 euros) en unas dos horas.
En Hai Phon llegué como un paracaidista a territorio ajeno, así que seguí la dirección de la flecha del primer letrero que leí la palabra hotel después de estar 30 minutos deambulando por la ciudad, metiéndome en un callejoncito que me condujo al hotel Kim. Lo que viví en el hotel fue de lo más subrrealista, hasta que entendí que era uno de estos hoteles donde se encuentran los amantes furtivos para dar rienda suelta a amores vedados. La verdad es que después de que me enseñaran una habitación limpia por 6 euros, que una de las chicas-señoras (edad indefinida) del hotel me dijera varias veces que mi nariz era muy bonita y que tenía una mirada preciosa, y que el "dueño" del hotel me dijera en su inglés "you are mi guess, I will take you to the port free tomorrow by motorbike", pues no me pude resistir a no dormir en el hotel Kim.

La verdad que Hai Phon no me cautivó, después de dar una vuelta, cenar por 2 euros y tomarme algo en un cafetín, me fui a dormir al hotel.

Al día siguiente, después de que el dueño del hotel me dejara en el puerto, y agarrar el barco, en 50 minutos clavados estaba en Cat Ba town, una especie de torremolinos a lo vietnamita.







Ahí llegué al hotel familiar "Huong Cang", que enseguida me cautivó con la esmerada y sugerente decoración, con el gusto refinado por dar un ambiente cálido a los descansillos de los pisos. Y para muestra, un botón.








Pero nada comparable con lo que me encontré en la habitación que me estaban enseñando por el módico precio de 3,5 euros, y es que claro, teniendo el descansillo que tenían, ¿cómo iba a desentonar la habitación?.


En el hotel mismo alquilé una moto por 3 euros más para recorrerme toda la isla. Así que después de echar un euro de gasolina recorrí 18 Kilómetros de isla hasta llegar a la entrada del parque nacional (0,70 euros), para subir en una simpática ascensión hasta uno de los topes (Ngu Luam peak) de una de las montañas que forman este paisaje cárstico tan singular:















Después de bajar del tope de Ngu Lam, seguí surcando la isla por paisajes ambientados en parques jurásicos actuales hasta alcanzar la otra punta, hasta Giao Luang, que está a unos 30 Km de Cat Ba town .










El camino de vuelta hacia Cat Ba town lo hice por el otro camino posible, la costa oeste de la isla, por una carretera que va bordeándola. De esta manera pude por un lado ir a pajarear a una zona intermareal de lo más interesante en los alrededores de Phu Long, donde en el malecón pude disfrutar de la observación de un montón de garzas y otros bichos con plumas, e ir dibujando todo el borde occidental de Cat Ba a lomos de mi moto de alquiler contemplando los campos de arroz emergentes en los valles más fértiles mientras el sol iba buscando el descanso del horizonte.


En este sitio pude en poco más de 1 Km. y una hora invertida pude ver aproximadamente el 20% de la avifauna de la isla.




Campos de arroz cerca de Hien Hao(izda.), atardecer en la costa occidental de Cat Ba (dcha.).


Me dio tiempo todavía llegar a Cat Ba town y ver atardecer desde el extremo del paseo marítimo que lleva desde la ciudad a las playas.















Finalmente, el 7 de abril del año 2007 mi persona terminó este maravilloso día dando cuenta de los suculentos y exquisitos frutos del mar que produce este mar de China. La verdad es que es un verdadero privilegio conocer la gastronomía marítima de este mundo, bien sea del barrio de la lonja de Tarifa con ese pescaíto frito, el delicioso pavón que se produce en el Orinoco y se cocina en Ciudad Bolívar o la variada fauna marítima irreconocible que se puede degustar al lado del mercado de Cat Ba.
El Domingo de resurrección, después de dormir todo lo que quise y más, me dirigí a conocer las famosas playas de Cat Ba, para pasear, meditar, y ver más pájaros. Lo único que encontré de negativo en estas preciosas playas es que albergan esos "resort" que tanto gustan a las personas que no tienen ese gusto tan refinado que yo destilo, personas horteras que desgraciadamente desconocen esos decorados tan sugerentes que exhiben hoteles como en el que estuve en Cat Ba. Como veréis, resorts como éstos, los podéis encontrar en todos los rincones del mundo, y casi todos iguales, y todos para mi tienen un denominador común: el impacto ambiental que tiene sobre la costa.

Resort playa Cat Ba 2 (izda) y en playa Cat Ba 1 (dcha).








Pero bueno. Esta anécdota no quitó ni un ápice de gusto a la mañana de domingo que pasé en las playas, totalmente desiertas, de Cat Ba. Primero por la sorpresa tan grata que me llevé de cómo se acceden a ellas, por un camino colgante que va bordeando la costa por los acantilados. Después porque pude disfrutarlas para mi solo, sin nadie, con los pinrreles en el agua, y pensando y meditando bastante, a la vez que algunas aves de estas que solo había visto en reportajes de la tele me daban alegría tras alegría: qué bonitos son para nosotros los pájaros tropicales, madre mía que martín pescador (Halcyon smyrnensis) más bonito pude ver en la playa de Cat Ba 3.




Camino para ir de una playa a otra (izquierda), y playa Cat Ba número 2 (abajo)















Finalmente, a media mañana volví a Cat Ba town, volví a hacerle un regalo a mi estómago, y agarré a las 14:45 el speed boat que me dejó poco antes de las 16:00 pm en Hai Phon, donde volví a agarrar un bus por 1,5 euros que me dejó como a las 18:00 pm cerca del centro de Hanoi, y mi casa.
La verdad es que ha sido un fin de semana-Semana Santa de lo más espectacular, con tiempo para disfrtar de las cosas buena de la vida: paisajes preciosos, tranquilidad, pájaros, el aire en las mejillas mientras cabalgas en moto por una isla casi sin tráfico, paseos bucólicos para pensar y meditar, y cómo no, regalar al cuerpo el único placer que tengo a mi alcance: los frutos del mar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Olé !


Esta vez te has superado. Ya sólo necesito algún empujoncito más para animarme.

Comandante ZzZzZzZz

Luis Santiago dijo...

Lo tendrás Comandante, en cuanto tenga un rato te escribiré cómo ir en plan arrastrao 100% al Parque Nacional de Cuc Phuong, en donde estuve hace un par de semanas.

Lo malo para ti es que como no te has empujado tu mismo en este tiempo, es posible que te encuentres con un cartel en mi casa que ponga "overbooking" para este año.