8 de marzo de 2007

Un paseo en moto (Por Blanca Pérez Lozano)



Os pongo la segunda entrega de lo que ha escrito Blanca durante su estancia en Vietnam para el Adelantado de Segovia.
Aunque yo os conté sobre el caos y la locura del tráfico en Hanoi, no tengo ni la habilidad ni la pluma que tiene Blanca para contar las cosas, así que me parece que también vais a disfrtar con esta segunda entrega (todavía hay más).
Un paseo en moto
(por Blanca Pérez Lozano)
Hanoi es una ciudad increíble, lo primero que te llama la atención cuando llegas aquí, es la vorágine de motos, de bocinas, de coches, de bicis, de gente, de ruido, sobre todo de ruido…lo mejor son las motos, todo el mundo tiene su moto.

Las motos las utilizan como nosotros para trabajar, para ir de paseo, o para llevar los niños al colegio. El problema es que la utilizan para trabajar sea cual sea su cometido, si son repartidores de colchones, ahí los reparten con la moto, aunque sea un colchón “king size”, es decir, tamaño de unos 2x2, eso sí, no hay problema porque ya se suben otros dos compañeros para que no se caiga por el camino. Otros reparten cerdos, normalmente 4 o 5 cerdos adultos en la moto se apañan bien, eso sí, siempre que rellenes huecos y compenses peso con algún lechoncillo aquí o allá. También está el repartidor de cristal, el pintor con su escalera para subir al quinto o el instalador de tuberías pero, de verdad, para mí lo insuperable fue cuando ví ¡al de la funeraria!, ¡con el ataúd sujeto debajo del brazo y conduciendo con la otra mano!... quiero pensar que el ataúd iba vacío.

Lo de llevar los niños al colegio tampoco tendría nada de particular si no fuera porque llevan a sus tres hijos, más los dos del vecino, el perro y a la abuela que viene del mercado de hacer la compra y se sube con las naranjas, las peras, las manzanas, el pollo vivo que así está más fresco, la fregona, el cubo y un paquete de 20 rollos de papel higiénico…y, por si fuera poco, mientras conducen, ¡van hablando por el móvil!. Me da un poco de pena porque ahora los acróbatas del circo no tienen ninguna gracia para mí.

Los cruces son la guerra, al grito de ¡ADELANTE! (o sea semáforo verde) nos lanzamos todos, los de un lado y los de otro y, claro, si tienes que girar al izquierda, que ocurre muy a menudo, es un sálvese quien pueda y tonto el último, hay que cruzar, por encima o por debajo, por delante o por detrás pero, sobre todo, sin dudar y, a ser posible, con los ojos cerrados…así duele menos. Nunca se mira quien hay detrás, solo hay que controlar lo que tienes delante, esa es tu responsabilidad. ¿El retrovisor? El retrovisor es un perfecto instrumento de belleza para peinarse y depilarse las cejas, después de todo, ¿para que otra cosa puede estar ahí si no?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Santi. Aunque nadie te comente de las últimas entregas, que sepas que por aquí seguimos visitando tu blog de vez en cuando para ver qué te cuentas. Y díle a Blanca que escribe muy bien. Juaco.