4 de marzo de 2007

Fronteras (por Blanca Pérez Lozano)

Podría decir de Blanca que es una compañera que trabaja en una de las 7 ONGs españolas que actualmente están desarrollando proyectos de Cooperación Internacional Española en Vietnam, pero estaría siendo bastante injusto con ella, porque Blanca es mucho más que eso.
De momento me conformo con deciros que me ha dado permiso para colgar en el blog algunos de los artículos que ha escrito para el Adelantado de Segovia, los cuales me parecen una auténtica oda de sensibilidad, inteligencia y sentimiento de alguien que lleva ya algún tiempo en Vietnam viviendo.
Espero que os gusten como a mi.
Fronteras
por Blanca Pérez Lozano
Un viaje por Vietnam en bici, solo un recorrido de 300 km, ni un solo turista por el camino. Solo veo Vietnam, la auténtica, la real, sus paisajes, su gente.
Vamos con un guía, veterano de guerra, que por nacer en el Sur y no por otra razón, participó en un bando y no en el otro. Quiso la historia que su bando fuera el perdedor.

Él solo perseguía un sueño, quería ser médico. Después del primer año de universidad, el gobierno del Sur lanzó la consigna: “Si quieren seguir estudiando, antes deben colaborar con la patria”. Como muchos otros, Thiêt, se alistó como voluntario en el ejército, ingenuamente, casi como el que va a un campamento.
Entonces estalló la guerra. Solo tenía 19 años y apenas experiencia en la vida, pero venía de la universidad, por tanto, le correspondía ser teniente.

El sur perdió la guerra, ¿qué futuro le podía esperar a un teniente del bando perdedor?, muchos salieron del país, para los que se quisieron quedar solo quedaba fusilamiento o “reeducación”. Una reeducación que, en realidad, significó estar internados en campos de concentración, completamente aislados de sus familias.

3 años estuvieron sus padres sin saber nada de el. Su novia era del norte y le esperó sin saber si quiera si vivía. Hoy en día es su mujer y tienen 3 hijos. Hijos del norte y el sur, hijos de una guerra. Una guerra en la que cada uno participó en un bando no porque siguiera un ideal, sino porque geográficamente así les había tocado.

Y escribo esto, una española en Vietnam, con un bolígrafo fabricado en China, un grupo africano como música de fondo, y viendo por la ventana una catedral construida por los franceses mientras un turista habla inglés a mi lado. Y cuanto más viajo, menos entiendo de fronteras, cuanto más veo, menos sé, cuanto más conozco, menos me atrevo a sentirme de algún sitio.

Solo me queda una cosa clara, lo importante es lo humano, las personas, mis hermanos y hermanas. Me gusta sentirme ciudadana del mundo, pertenecer a todas partes porque, hasta ahora, que yo sepa, nadie ha elegido, nadie se ha ganado, nacer donde ha nacido.

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