Mis amig@s saben lo que me alimenta el espíritu, lo que me
mueve por dentro, y creo que saben que los paisajes, las noches estrelladas, la
naturaleza y los paisan@s de Seru y Bele Gesgar con sus vidas ultra humildes era
la ecuación idónea para que yo me sintiera totalmente volcado en este sitio tan
inhóspito. Pensaba que yo era un bicho “raro” (tantas veces he oído esta frase
sobre mí), pero hace poco me di cuenta que no estoy solo.
Foto: L. Bailey |
Ya en agosto me percaté que Seru no era un sitio sublime
solo para mí. Por trabajo estuve acompañado por una persona de la Agencia
Española de Cooperación Internacional, y en muy poco tiempo se olvidó del
incordio de la inexistencia de duchas, de las poco atrayentes letrinas y de lo
limitado del menú, y se dejó cautivas por el encanto de la gente y el lugar.
Pensé que sería una “ave raris”.
La prueba de fuego llegó en octubre, cuando 7 voluntari@s
del programa Voluntarios a Terreno de Ayuda en Acción iban a pasar unos días a Seru. Tenía cierta incertidumbre si se adaptarían, si no se les haría cuesta
arriba. La respuesta la tuve el día que se fueron. Caras largas, algunas
lágrimas, y una palabra incrustada en sus corazones: SERU.
Una de estas personas, sin duda tan “ave raris” como mega híper
especial, me regaló una hoja arrancada de su diario. Me parece que lo que
escribió en su diario no puede describir mejor los sentimientos que producen
este lugar y sus gentes:
“… Seru, Seru… Seru, no me canso de decirlo… (…) un lugar en
que la gente vive con lo que tiene, y vive sonriendo, aunque lo que tengan sea
insuficiente. Insuficiente es la comida, la salud, el agua, la higiene… sobre
todo para los niños…. Pero ellos ¿qué hacen? Te dan la mano, buscan tu mirada y
sonríen. Se fían de ti, simplemente. No puedo entender tanta vida y tanta
alegría en un lugar con tantas carencias… pero no hay que entenderlo, hay que
mirar la maravilla de paisajes que les rodean, respirar profundo, y sonreír. Ver
un atardecer en el suspiro, pensar que en el próximo paso caerás por el
acantilado más bonito que he visto, pasar momentos en la “cocina” con un
taburete y calor….todos esos momentos
que ya no voy a olvidar”.
No se puede escribir y describir mejor.Gracias por regalarme tanto en tan poco tiempo.
Foto: L. Bailey |
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